El lirio blanco, también
conocido con el nombre de su especie, Lilium candidum, o como azucena
(que proviene del árabe assusana,
y este del hebreo shoshanná) es una planta bulbosa que pertenece a la
familia de las Liliáceas.
Su flor está formada por 6 pétalos, 6 estambres y 1 pistilo; y posee un
exquisito perfume.
El género Lilium está conformado por unas cien especies que se encuentran en las zonas templadas del hemisferio norte. En particular, el lirio blanco es originario de Siria y Palestina, donde por la blancura de sus pétalos, es sinónimo de pureza.
Según los griegos, la primera de estas flores nació de la leche materna de Hera, esposa de Zeus, conocida como la Reina de los dioses. Estaba asociada a la feminidad, y a la protección de la familia. Luego, el cristianismo, le otorgó el significado de la caridad, la inocencia y la piedad, y la aceptó como uno de los símbolos asociados a la Virgen María.
En la actualidad, la flor está asociada a la fertilidad, pero principalmente a la fertilidad de las madres primerizas. Por ese motivo, es que suele ser común ver los lirios blancos en las bodas, para augurar una buena vida y como símbolo de la creación de una nueva familia.
Nunca había comprado lirios, pero los vi en la floristería, los
olí y me encantaron. El tallo solo tenía una flor abierta, y tres más por
abrirse. Un par de días después, ya tenía las 4 flores en su plenitud, llenando
mi casa de un aroma dulzón durante casi tres semanas.